Microrrelato: “Yo atiendo al enfermo”
Las hermanas clarisas atendían el hospital del Último Recuerdo, un lugar ubicado en el claustro del monasterio de Santa María de Jesús conocido en toda Sevilla por albergar a numerosos desahuciados del alzheimer, esa especie de lepra vital que arranca, sin dolor, la existencia a jirones.
Un lienzo mal conservado del maestro Murillo envejecía a la vista de los moribundos, quienes afirmaban, en un postrer momento de lucidez, que un querubín borroso y craquelado descendía del cuadro para reconfortarlos antes del encuentro con Dios.
Sor Francisca dormitaba sentada a la cabecera de un enfermo terminal, exhausta por una dura jornada de trabajo.
—Buenas noches, hermana. Váyase a dormir. Yo atiendo al enfermo —dijo una presencia borrosa y craquelada con aspecto de joven médico.
La monja despertó aturdida, sobresaltada, no lograba ver con claridad, pero apreció que en el cuadro del maestro sevillano faltaba el querubín borroso que los enfermos mencionaban en el lecho de muerte.
Autor: Antonio Ramírez Sevillano, de Lepe (Huelva)
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Fotografía de Columbusalbus bajo licencia Creative Commons (CC BY-SA 4.0)