Microrrelato: “Jamás”
Lejos quedaban las ruinas del castillo de Gazteluzarra. El sendero para ir al valle atravesaba el bosque cuya frondosidad ocultaba la salida. Caminaba despacio, retraídamente por los lugares que me parecían más seguros, las nubes resbalaban por las laderas llenando toda la vegetación de minúsculas gotas de agua que poco a poco empapaban todo. La ausencia de luz era la nota dominante, imperaba la oscuridad. Un miedo incontrolado se iba apoderando de mí. Estaba ahí por algo que me intranquilizaba, miraba en todas direcciones e intentaba moverme lo más deprisa posible, los matojos de multitud de hierbas rastreras abrazaban mis piernas y se enredaban en ellas. Sin saber cómo un ruido me hizo mirar hacia las gigantescas hayas, de entre sus ramas emergió un ave de gran envergadura aleteando rítmicamente con fuerza, cuyo rostro era exactamente igual al mío. Un escalofrío de mármol me recorrió el cuerpo. Fue hacia el arroyo débilmente iluminado, se posó y su reflejo en el agua se multiplicó en infinitas formas que gritaban señalándome: yo soy tú y tú eres yo, una criatura que jamás morirá.
Autor: Beatriz Chivite Fernández, Cintruénigo (Navarra)
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Fotografía de Uranzu bajo licencia Creative Commons (CC BY-SA 4.0)